Jamás hubiera pensado
que entre las góndolas
revoloteaba el amor expectante
Tampoco hubiera creído
que las registradoras
pudieran regalarnos música de fondo
Resistimos la cadena de frío
y frente a la lechuga
te clavé la mirada
te salvaron las papas
y mi incapacidad de diferenciarlas
de las batatas
Respetamos la lista
(siempre lo hacemos)
fuimos en orden
(no puedo evitarlo)
y casi sin darnos cuenta
llegamos al final
Y cuando nos acercábamos a la caja
pasó lo único que podía pasar
me retaste a que adivinara el monto
final de la compra
Y yo perdí.
No sólo porque
no manejo precios en el mercado
o frencuento poco las pistas de carritos
sino porque la constante sorpresa
me deja incapacitada de cálculos.
Conociéndome
me resulta raro
reconocer
que nunca perdí tan a gusto
en toda mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por pasar.